Después de varios días intensos, vamos al mercado de el Zapallal (muy cerquita a pie) y compramos víveres: arroz, verduras, patatas...¿Sabéis que existen hasta 3000 tipos de patatas diferentes aquí en Perú? Allí venden de todo, en unos puestecitos muy pequeños repletitos de mezclas de cosas por todos lados.
Hay que decir que en la Comunidad comemos bastante rico. La Señora Pati se encarga de la cocina y nos deleita con sus sabrosa crema de zapayo, arroz, camote...
Dulci ya ha comenzado a dar apoyos en Física, Química e incluso Matemáticas a los de Secundaria. La verdad que acá están muy motivados los niños/as por aprender y de esta forma te sientes super útil... ¡qué te vengan los niños a buscarte a la casa de los voluntarios para que les des clases de apoyo a cualquier hora! (no tiene precio...).
Y lo que no tiene precio ni explicación son las palabras de algunos niños y niñas, con una mente muy despierta, con ambiciones y con ganas de superación.
En las noches nos solemos reunir los voluntarios en nuestro humilde hogar para deleitarnos con algunas comidas que suelen hacer (a ver si nosotros también nos ponemos las pilas); esta noche tocó comida mexicana por unas americanas (de Dallas) y no estuvo mal acompañada de un poquito de cerveza del país.
Casi todos somos de Andalucía (Jerez, Córdoba, Málaga...), y la otra mitad de Madrid, Bilbao, Estados Unidos, Canadá, Francia...